La historia de Ulises: venció al cáncer tras recibir un trasplante en pandemia

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Ulises Pereira Fernández es un entrerriano de 8 años que en medio de la pandemia recibió un trasplante de médula ósea a causa de una leucemia. Tras recibir el alta médica, el 23 de febrero pasado, sus padres bregaron por “informar, difundir y concientizar”; ese es el desafío de toda una familia que, todos los días, convive con la angustia y la esperanza.Su mamá, María Marta Fernández Benetti, es abogada y se especializa en temas ambientales. Nació en Gualeguaychú, donde vivió muchos años y actualmente reside en Colón. Aunque ahora, por el tratamiento de su hijo más pequeño, está en Buenos Aires.

Si bien conoce de cerca los casos de cáncer infantil, ya que el desastre que el ser humano sigue provocando al ambiente es generador de las condiciones para que la enfermedad se multiplique, nunca se imaginó recibir la noticia que, en noviembre de 2019, le cambió la vida para siempre.

“Cuando tenía 7 años, un día Ulises empezó con dolor de cabeza y tuvo un vómito limpio. Inmediatamente lo llevé al pediatra que enseguida le hizo todos los análisis necesarios. Le habían bajado las plaquetas. A los tres días repetimos los análisis y le habían bajado muchísimo más. En ese momento, al no haber hematólogos infantiles en la zona, nos fuimos a Buenos Aires. En el Hospital de Niños Gutiérrez, tres horas después de haber ingresado por la guardia, me dieron el diagnóstico: tenía leucemia linfoblástica aguda estirpe T, que es una estirpe muy agresiva”, relató en diálogo con ElDía.

Lo que le siguió al diagnóstico fueron seis meses de quimioterapia. A la lógica angustia por la situación se le sumó la pandemia. Entonces, María Marta, su esposo Ulises y su hermana mayor permanecieron en Buenos Aires para continuar el tratamiento, totalmente aislados, por las estrictas medidas sanitarias.

“En junio del año pasado tuvimos un alta provisoria, y nos fuimos para Gualeguaychú. Lamentablemente, en agosto la enfermedad volvió, no sólo en la médula sino también en el líquido cefalorraquídeo, lo que compromete el sistema nervioso central. Sin dudas, fue la situación más dura de mi vida”, aseguró.

“En ese momento me dijeron que, si se lograba volver a remitir el cáncer, teníamos la esperanza del trasplante. Luego, nos derivaron a la Fundación Favaloro, donde nos hicieron los análisis genéticos para ver si alguno de nosotros (padre, madre o hermana) éramos compatibles 100 por ciento. Ese mismo día, el médico nos inscribió en la lista del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante)”, recordó.

«Sin dudas, fue la situación más dura de mi vida», le confesó la mujer al medio de Gualeguaychú. Pero, por la pandemia mundial, las cosas se fueron complicando: “Fue toda una odisea, porque la sangre va en un avisón sanitario al banco de Estados Unidos, para ser analizada y buscar un donante. Eso se dio en plena pandemia, lo que complejizó todo. Te doy un ejemplo, para que se entienda: cuando fue encontrado un posible donante para Ulises en India, el banco de sangre de ese país estaba cerrado por la pandemia, entonces fue descartado”.

Afortunadamente, no pasó demasiado tiempo y la noticia más esperada por fin llegó: un donante argentino era 100 por ciento compatible. Pero, a las complicaciones externas se sumaron las internas. Cuando ya tenían fecha para el trasplante, todo el equipo del Incucai fue aislado por covid.

“Iba a ser el 26 de enero, pero finalmente el trasplante se llevó a cabo el 1° de febrero de este año. Es algo simple que dura media hora. Luego de eso, que se consideró exitoso porque no hubo rechazo inmediato, tuvimos un mes que es el más complicado, porque pueden aparecer un montón de afecciones. Por suerte, Ulises sólo tuvo una bacteria, por lo que fue aislado inmediatamente y medicado. Y el martes pasado le dieron el alta”, celebró María Marta.

“Nosotros tuvimos mucha suerte de encontrar un donante en Argentina. Porque la mayoría son siempre europeos. Alemania lidera ese índice, con el 10 por ciento de su población inscripta como donante. Y, con la pandemia, se complicaron todos los vuelos sanitarios, entonces muchas personas se quedaron sin trasplante”, reflexionó la mamá de Ulises, quien es ahijado de la ONG de Gualeguaychú Donar en Vida, al tiempo que pidió profundizar las campañas de donación de médula ósea.

Ahora, el pequeño de 8 años es controlado una vez por semana. En esos controles se va analizando cómo es la adaptación de la médula en su cuerpo. Su madre es totalmente consciente de que, si bien todo parece ir bien, esta es una lucha del día a día.

“Ahora te cuento la parte más angustiosa”, advirtió. Y explicó: “si bien no hubo rechazo inmediato de la médula, lo puede haber ahora. De hecho, hay aproximadamente 50 por ciento de posibilidades de que suceda”, aclaró.

“De ánimo, Ulises está bien. Lo único que quiere es volver a la escuela, con sus amigos. Algo que, lógicamente, por ahora no va a suceder. Es consciente de que, a pesar de todo, nosotros seguimos en carrera y que, por otro lado, son muchos los chicos que ni siquiera tienen un donante. Por eso es tan importante informar, difundir y concientizar. Donar no cuesta nada más que un rato, y la recompensa es salvar vidas”, sintetizó María Marta, quien continúa, junto a su esposo y a su hijo, en Buenos Aires. (ElDía)

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